mercredi 20 mai 2015

Cinco dias de Mayo en Madrid. La balada del Pago de Carraovejas, dos restaurantes y medio y un par de novelas para no dormir



Pues sí, queridos amigos, tengo que admitirlo. Me he ido a pasar cinco días en Madrid. Ha sido todo tan rápido, que ni siquiera he tenido tiempo de ver a mis amigotes del alma. No sé si se enfadarán cuando lean esto, pero, bueno, la verdad es que no creo ni que se molesten en leer las sinsorgadas de un servidor en este simulacro de blog. Me hubiera gustado quedarme más tiempo, pero tenía que volverme a la capital de Europa, aunque solo fuera para votar por correo en las elecciones del 24 de Mayo. Porque los así llamados "residentes ausentes" votamos por correo, pero recibimos las papeletas en Bruselas, toma ya. Y sin papeletas, ya me diréis

Me hubiera gustado quedarme más tiempo, sobre todo para ver en directo si ese trio de brujas de Macbeth que han andado mangoneando por Madrid, la bruja Ana Garrafa, la bruja Desesperanza y la bruja Cimanantiales reciben una merecida jubilación. Pero, en fin, lo veré desde aquí.

Pero bueno, aparte de las cosas urgentes que tenía que hacer en Madrid (y que no hacen al caso, voto a bríos), paseábame yo por la calle Montesa y, mis curiosos ojillos fueron a mirar un escaparate de vinos (ya sabéis que no me gusta el vino, pero ver las botellas me fascina):




Y, hete aquí, que en el escaparate, en la tienda tenían una botella de un vino de la Ribera del Duero que probé en el restaurante José María de Segovia en Noviembre. Os lo conté aquí (pinchad si os interesa, oh amigos). Llamábase "Pago de Carraovejas", y en Segovia, el mismísimo José María me dijo que era de cosecha suya. Pues ¡tate!, en el escaparate brillaba con luz propia:



Total, que al día siguiente lo primero que hice fué ir a la bodega y preguntar por el vino. Pues bien, el dueño de la bodega, aparte de ser un tipo muy simpático, es un gran conocedor del tema. Me contó que José María, el dueño del restaurante es, efectivamente, el propietario de las bodegas del Pago de Carraovejas y que ha retirado los vinos del año de la venta para servirlos solo en el Mesón. Por eso, dice, él, solo tiene crianzas. Tambien me dijo que el enólogo que creó el vino, que se llama Tomás Postigo se ha ido de la bodega de José María para crear su propio vino. Me lo recomendó con efusión:




Efectivamente, lo probé, y mucho me gustó (y para que a mí, que soy abstemio, me guste un vino, ya podéis imaginar lo bueno que tiene que ser):




Se dice que Postigo es el primer enólogo que, en 1986, creó el Pago de Carraovejas con uva tinta española, mezclada con Cabernet Sauvigon. El resultado, es espectacular. Es el mismo procedimiento que utiliza en su vino.

Bueno, si queréis probarlo, podéis ir a las Bodegas Do Ribeiro. Aquí, en el plano, os digo donde es:





Claro, que tambien me compré una botella del Carraovejas. Me la he traido a Bruselas, como puede verse. Estoy esperando el resultado de las elecciones del 24 para abrirla:



Poco más dio de sí el viaje. Un par de restaurantes que tengo el pacer y el gusto de recomendaros:
El Santoña, cerca del Retiro. Yo conocía el que tienen en Arroyomolinos, pero no el de Madrid. Pues oye, está muy bien. Tienen las mejores anchoas de Madrid. Las salan ellos.




Una magníficas lubinas a la parrilla:


Y unos tomates verdes rebozados que, de verdad, son algo especial. Probadlos si tenéis ocasión:



El otro restaurante que os recomiendo, tiene su guasa. Había intentado ir en otras dos ocasiones, pero estaba lleno, y, a pesar de que yo voy a Madrid de uvas a pascuas, la dueña se acordaba de las calabazas que me dió por dos veces el año pasado. Con una sonrisa, me dijo: ¡sí, esta vez hay sitio!
Es el Tandoori Station, en la calle Lista (antes Ortega y Gasset, o... ¿era al revés?):



Podéis empezar con una cerveza india, que no tiene nada de especial, pero te tiras el rollete:


Sigues con unos badjis y unas samosas:


Y compartes unos platillos diversos. Un servidor es que es muy de las magníficas espinacas con queso. Y del arroz basmati, por supuesto.



Todo buenísimo. El medio restaurante que he citado en el título, no lo he podido visitar. Es el Fonty. Leí una entrada del blog de Esti, "Bichos raros", donde cuenta las broncas que monta el propietario en Trip Advisor con los que le hacen críticas negativas. Lamentablemente, me faltó tiempo. Prometo ir la próxima vez.

Ni siquiera pude ir a la Casa del Libro a comprar libros nuevos, así es que os contaré que estoy fascinado con los libros policiacos de Pierre Lemaitre. Os hablé de su primer libro no policiaco, "Nos vemos allá arriba" en mi blog (Pinchad aquí, venga, rayos, pinchad). Después me he enterado en la librería de mi barrio ("À livre ouvert", en Woluwé) que lo suyo era la serie negra. ¡Y qué negra, pardiez!. Si tenéis agallas y leéis francés, no os perdás la trilogía del comisario Verhoeven.  Negra, negra, incluso sádica, brutal, pero no hay quien despegue los ojillos del libro:






Venga, besotes, que ya os he contado demasiado, y no conviene saber demasiado. Puede ser peligroso